7/14/2008

Éxito

Un amigo y compañero de aventura cultureta está empeñado en tener exito, mucho éxito, para lo que se aplica con denuedo y ha descubierto que un especialista en el asunto como Frank Sinatra tenia razón cuando dijo aquello de "Para tener éxito hay que tener amigos; pero para tener mucho éxito hay que tener enemigos", sin embargo si es cierto que hay que escoger bien a los enemigos porque te acabas pareciendo a ellos, en su caso ha escogido fatal porque deben ser los mas tontos del pueblo y están empeñados inutilmente en hacernos participes a los demás de su desazón y falta de cariño, y espero que nuestro socio, y amigo, se parezca mas a si mismo, sin excesos, y menos a los otros...

Continuando con la serie de conferencias programadas, mas o menos, por el quinto aniversario de esta Tertulia verborreica y comilona, ha aceptado dirigirnos una charla el profesor titular de Paleotologia de la Universidad de Oviedo Miguel Arbizu que tratará sobre el origen de la vida y la evolución del género Homo, un interesante recorrido por los nuevos descubrimientos de la presencia de las diferentes subespecies del hombre prehistorico en le registro paleontologico. Ni que decir tiene que nuestro contertulios en el exilio, a falta de medios técnicos para retransmitir on line la conferencia pueden participar a través de preguntas y comentarios sobre el particular, teniendo en cuenta que se va a abordar asuntos tales como la evolución psiquica y su capacidad artistica, así como las preferencias culinarias de nuestros comunes antepasados, tal como ya adelantó Alvaro Cunqueiro a finales del siglo pasado sobre las aficiones marisqueiras de los antiguos pobladores de Galicia, extendido como ahora sabemos a toda la cornisa cantábrica.

Nuestros abuelos marisqueaban. Alvaro Cunqueiro
Que el gallego marisqueaba desde los días prehistóricos, se sabe por los concheiros, los montones de conchas que se encontraron, y encuentran, desde Bares a las islas Cíes. Aquel antepasado nuestro, del que quizá no llevemos mucha sangre en las venas, pero tenemos en común ese lazo de parentesco no muy bien estudiado, que está formado, en parte, por el hombre como sujeto pirandelliano, entrando en la escena y saliendo él mismo y a la vez diferente, en parte por vivir una misma tierra, bajo un mismo cielo y nubes, al abrigo de los mismos valles y en las mismas riberas, orilla de los mismos ríos, parentesco por el paisaje, del que ya entrevió secretos el francés Gaston Bachelard; digo que aquel antepasado nuestro que hacía los concheiros, los kjiokenmöddings de los prehistoriadores, sería uno de los primeros hombres del mundo que osó comer lo que tenía dentro un monstruo de poderosas pinzas agresoras como una gran centolla, o un bogavante que levanta la cabeza, vikingo oteador vestido de azul. En los concheiros hay conchas de ostras, de almejas, de vieiras, de croques, restos de caparazones y de grandes patas de centollas o de bueyes de mar. Nuestro antepasado marisqueaba.

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